Sentir como me desgarro por dentro,
el desamor es lo que
tiene.
Dejar de oler tu piel, de colarme en ti, entre tus sábanas. Tu
dulce sabor.
Mis deseos reclaman madrugadas contigo.
Qué fue de las risas,
dónde están esos instantes que me envolvías en ti,
que despertaba pegada
a tus brazos y sentía como tus tejidos se pegaban a mi piel,
Me rozabas lento y no quería salir de allí.
Solía soñar con que era eterno y una vez más,
el destino es el que domina nuestras vidas y nos guía por diferentes caminos.
Entre un sinfín de reproches decimos adiós a lo que no tiene
salida.
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